La polarizada campaña en España ha opacado los enormes retos de la UE: las amenazas de Rusia y los nacionalismos
NotMid 08/06/2024
EDITORIAL
Desde que el pasado jueves se votó en Países Bajos, y hasta que finalice la jornada electoral de mañana, cuando se abrirán las urnas en España y la mayor parte de la Unión Europea, 372 millones de ciudadanos podrán elegir a sus representantes en la Eurocámara para los próximos cinco años. En nuestro país, la elevada polarización que el PSOE ha imprimido a la campaña ha opacado la extraordinaria trascendencia de unas elecciones en las que Europa se juega su futuro como el mayor espacio de libertad y de garantía para los derechos humanos en el mundo.
Los desafíos son enormes. El más inminente radica en hacer frente con unidad y firmeza a la grave amenaza que representa el régimen iliberal ruso, pero también al peligro que supone el auge de los partidos nacionalistas en Europa. Tras dos años de guerra, la invasión de Ucrania ha puesto de manifiesto la necesidad de una política exterior común y que defienda con firmeza los valores del humanismo liberal sobre los que se fundó la UE, para lo que Europa requiere una autonomía defensiva de la que hoy carece. El escenario internacional añade incertidumbre, sobre todo con el posible regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.
Reforzar desde el consenso los valores fundacionales de la UE será también imprescindible ante el ascenso de partidos antieuropeos, populistas y de extrema derecha que auguran las encuestas. Su propuesta -mayor soberanía para los Estados- va en dirección contraria a la de aquella Europa que se levantó tras la II Guerra Mundial. Con todo, el crecimiento de estas fuerzas radicales obliga a replantearse la relación de las instituciones europeas con sus ciudadanos, que a menudo las perciben como distantes y alejadas de sus preocupaciones reales.
Sin embargo, Europa sólo tendrá futuro si progresa económicamente. Para ello, necesita encarar los problemas que han lastrado su productividad frente a EEUU o China. Como indica el informe del italiano Enrico Letta, es imperativo crear una verdadera unión de mercado, aligerar la burocracia, facilitar el acceso a la financiación para que las empresas innoven y reformar sectores de la energía y las telecomunicaciones, hoy muy fragmentados. Recuperar el empuje y la competitividad permitirá a Europa escapar de un aletargamiento que favorece los nacionalismos y mengua su liderazgo internacional. A todo ello se suman retos tan complejos como la inmigración, la crisis demográfica o la transición energética.
De nada de ello se ha hablado en España, donde el Gobierno ha vuelto a apostar por la división y el victimismo para centrar la campaña en inaceptables ataques a la prensa y los jueces. La segunda «carta a la ciudadanía» de Sánchez y el inusitado protagonismo electoral de Begoña Gómez, cuyas actividades también investiga la Fiscalía Europea, han arrastrado la discusión hacia un planteamiento plebiscitario, al que el PP también ha contribuido con una ausencia generalizada de planteamientos constructivos europeístas. España se juega mucho mañana, pero también Europa en su conjunto.