Putin es el actor, el proceso y el resultado. La caja negra es él
NotMid 13/03/2022
OPINIÓN
JOSÉ IGNACIO TORREBLANCA
En las democracias, pese al trabajo de los medios de comunicación y la pluralidad de fuentes, hablamos del proceso de gobierno como una caja negra: por un lado tenemos los actores (el Gobierno) y por otro las decisiones, pero no sabemos qué pasa dentro. Pese a todo, tenemos magníficos ejemplos de reconstrucción de procesos de toma de decisiones en, por ejemplo, la crisis de los misiles cubanos (The Essence of Decision, Graham Allison), la primera guerra de Irak (Los Comandantes de Bob Woodward) o la segunda (Hubris de David Corn y Michael Isikoff).
Ninguno de esos recuentos muestra un proceso nítido y cien por cien racional de toma de decisiones. En todos los casos, la información con la que contaban los presidentes de EEUU se mostró imperfecta, los elementos ideológicos y emocionales fueron muy importantes y las visiones de cada actor se vieron fuertemente sesgadas por su propia posición (los diplomáticos suelen creer en la negociación, los militares contemplan el uso de la fuerza como una alternativa viable y los políticos no quieren perder las elecciones). El resultado son decisiones que a duras penas pueden ser consideradas racionales.
Ahora piensen en Rusia, gobernada por un ex agente de inteligencia del KGB entrenado para la ocultación y la conspiración. La oposición es débil, los medios de comunicación están controlados, los disidentes son detenidos y los tribunales no son independientes. Lleva 22 años en el poder y aspira a estar otros 14. Para colmo, Putin alterna cuatro caras igualmente sólidas: el oportunista y frío calculador agente de inteligencia al acecho de la debilidad del contrario; el ultranacionalista henchido de una visión esencialista de la historia de Rusia eterna capaz de cualquier cosa; el corrupto que ha amasado una fortuna colocando a sus amigos íntimos al frente de las empresas más provechosas del país; y el narcisista y megalómano aislado que ha perdido el contacto con la realidad y vive obsesionado con su seguridad personal y el temor a contagiarse del covid.
Putin dispone de un Consejo de Seguridad con 30 miembros pero solo el hecho de que grabe y difunda esas gélidas reuniones con miembros que balbucean ante él indica que no es allí donde se toman las decisiones. Tampoco parece que los siete oligarcas sancionados sean un gobierno paralelo sino sus testaferros. Después de Stalin, los liderazgos de Jruschov, Breznev y Gorbachov fueron limitados y colectivos. El de Putin no lo parece. Putin es el actor, el proceso y el resultado. La caja negra es él.
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