El Gobierno niega la posibilidad de un conflicto energético con Argelia, pero su crédito predictivo está bajo mínimos
NotMid 19/03/2022
OPINIÓN
DAVID MEJÍA
Marruecos ha hecho pública una carta de Pedro Sánchez a Mohamed VI donde define la iniciativa de Rabat de autonomía para el Sáhara como la «base más seria, realista y creíble» para resolver el conflicto del Sáhara Occidental. En otras palabras, España ha cambiado su postura histórica frente a un asunto cardinal de política exterior y los españoles nos hemos enterado por Marruecos. El principal partido de la oposición también se ha enterado por la nota de prensa. Se reafirma que a Sánchez le sobran el Congreso y todos los contrapoderes. Las futuras lecciones del Gobierno sobre el sentido de Estado serán recibidas con carcajadas. Un poco como debería haber recibido el rey de Marruecos el compromiso de Sánchez de mantener su palabra. Le conoce poco.
Marruecos da por cerrada la crisis diplomática que comenzó hace casi un año, tras la polémica entrada en España de Brahim Ghali, líder del Frente Polisario. Ghali fue ingresado bajo una identidad falsa en un hospital de Logroño; la consigna era mantenerlo en secreto, pero la noticia se hizo pública el mismo día. La crisis detonó la llegada en masa de más de 10.000 inmigrantes marroquíes a Ceuta, demostrando la determinación de Marruecos y la debilidad de España.
El Gobierno de Pedro Sánchez claudicó ante Rabat y le entregó la cabeza de la ministra González Laya (que continúa imputada). Su cese no hizo que Marruecos aflojara sus presión y los acontecimientos demuestran que no se equivocó: España ha vuelto a ceder y sigue los pasos de Donald Trump, que el 10 de diciembre de 2020 reconoció la soberanía marroquí sobre Sáhara Occidental. La principal diferencia es que a España le unen (¿unían?) unos lazos históricos y afectivos con los saharauis.
Huelga decir que el PSOE tampoco ha buscado el acuerdo con Podemos. Yolanda Díaz, tras la publicación de la noticia, reafirmó su compromiso con la defensa del pueblo saharaui y con las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. La nota de prensa emitida por el Gobierno donde ratifica la noticia insiste en el comienzo de una nueva etapa de respeto y colaboración para afrontar desafíos comunes, especialmente «la gestión de los flujos migratorios». Los detalles de la nueva etapa serán el foco de la conversación que el Presidente Sánchez mantendrá con Mohamed VI en una próxima visita a Rabat. Uno no puede evitar sentir envidia por la elasticidad de los ministros de Podemos; no importa cuánto les retuerzan el brazo, ellos resisten.
Más allá de la polémica nacional, ¿qué pretende Marruecos haciendo público ese acuerdo en este momento? ¿Era necesario, ahora que la relación con Argelia necesita un cuidado extraordinario? El Gobierno niega la posibilidad de un conflicto energético con Argelia, pero su crédito predictivo está bajo mínimos. El comunicado es, en el mejor de los casos, una humillación. No es fácil asumir que siempre son otros quienes tienen la sartén por el mango.
Uno siente que debe alegrarse ante los mensajes conciliadores, ante el anuncio de las crisis que se cierran. Sin embargo, me puede la sensación de que España sale derrotada de todas las batallas.
TheObjective