La izquierda ha llegado a tal extremo de sectarismo que se está condenando a muerte a sí misma
NotMid 10/03/2023
OPINIÓN
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Si un Gobierno de derechas hubiera hecho la Ley Sánchez-Montero o del sí es sí, y anduvieran sueltos o a punto de salir de la cárcel 800 violadores, pederastas y agresores sexuales, pronto 4.000 y todos gracias al Gobierno, las tribus feministas de izquierdas que en escuálidas columnas pasearon sus discursos de odio por Madrid el 8-M habrían reunido a cientos de miles de manifestantes. Pero nadie piensa en serio que un Gobierno PP-Vox pudiera perpetrar una ley como la citada, o la Ley Trans, porque se entiende que estos disparates sólo puede concebirlos la izquierda. ¿Y no entiende la izquierda lo que le pasa?
La misma izquierda sectaria que negó el voto femenino en las Cortes de la II República ha destrozado, paso a paso, el feminismo. Abjuró del feminismo liberal, que busca la igualdad ante la ley, sin cuotas; destruyó el Estado de derecho con la Ley de Violencia de Género; y ha diluido el feminismo y el movimiento gay en las absurdas siglas LGTBI+. Así que una cría le pregunta a la ministra de Igualdad «¿qué es una mujer?» y ella no sabe responder. En parte porque es una ignorante, ministra sólo porque sucedió a Tania Sánchez como pareja de Pablo Iglesias; y en parte mayor porque, al negar la biología, niega la realidad, paso previo para mejorarla. Y ese delirio que disocia la mente de la realidad es lo que produce la suelta masiva de violadores, pederastas y agresores sexuales. ¿Alguien imagina esto con Feijóo en Moncloa en vez de Sánchez?
Pues eso le pasa a la izquierda: ha llegado a tal extremo de sectarismo que se condena a muerte a sí misma. Cuando una secretaria de Estado sube a las redes un vídeo junto a unas crías de su secta lamentando que no abortara la madre de Abascal, demuestra que la pandilla de Irene nunca entenderá la responsabilidad de un cargo público. Y cuando la policía debe rescatar de una horda de cargos del PSOE a unos jóvenes de Nuevas Generaciones con una pancarta que decía «que te vote el Tito Berni», símbolo de esa hipocresía que condena la prostitución por la mañana y la disfruta por la noche, demuestra que el PSOE vuelve a ser, como en 1934, la rama más numerosa del comunismo. Y sin un Besteiro que lo salve.