Un reciente documental vuelve a plantear dudas sobre las circunstancias de la muerte de la actriz. Los Kennedy, la CIA, la mafia, Jimmy Hoffa son varios de los sospechosos. Algunos dicen que todavía vive, otros que su conocimiento sobre ovnis fue lo que la llevó a la muerte. Un repaso a las circunstancias en que fue encontrado su cuerpo y a las teorías conspirativas que atacan la versión oficial
NotMid 05/04/2022
Estilo de Vida
Dentro de unos meses se cumplirán sesenta años de la muerte de Marilyn Monroe. Un ícono atemporal. Marilyn murió muy joven. Sobredosis de barbitúricos. Eso fue lo que determinó la autopsia. Pero el paso del tiempo sólo alimentó dudas, multiplicó sombras. ¿Fue un suicidio? ¿Una sobredosis accidental? ¿O se trató de un asesinato? Si la mataron ¿quién fue el autor material? ¿Y el intelectual? ¿Las causas?
Las teorías conspirativas se acumulan, se contradicen entre sí y muy pocas veces se complementan. Los años sólo hicieron hacer crecer esta narrativa y potenciaron las lagunas de la versión oficial. John Fitzgerald Kennedy, Robert Kennedy, Jimmy Hoffa, agentes del comunismo, activistas anticomunistas, la CIA, el FBI. En esta historia fueron muchos los señalados y sospechados. Tal vez nunca se sepa con certeza qué fue lo que sucedió con Marilyn. El misterio sobre su final, como el tamaño de su leyenda, sólo tiende a crecer.
En 1982 a Anthony Summers le encargaron ocuparse de la cobertura de la reapertura de la investigación oficial sobre las circunstancias de la muerte de Marilyn Monroe. Habían pasado veinte años y las teorías y versiones seguían aumentando. El fiscal trabajó unos meses y cerró definitivamente el caso. Concluyó, sin aportar ninguna novedad, que se había tratado de un suicidio o de una sobredosis accidental. Summers creyó que su tarea periodística le llevaría unas pocas semanas, menos de un mes. Pero el tema lo fue tomando, lo fue obsesionando y su trabajo demoró casi cinco años. Realizó más de 600 entrevistas, buceó en decenas de archivos y hasta tuvo acceso a los expedientes de varias agencias gubernamentales. Escribió Goddess, una biografía sobre la actriz. Ahora, cuarenta años después, las grabaciones conservadas en cassettes de esas conversaciones que tuvo para realizar el libro ven la luz en: El Misterio de Marilyn Monroe: las cintas inéditas, el documental que la semana pasada estrenó Netflix y que ya se encuentra en el podio de lo más visto.
Emma Cooper, la directora del documental, lleva una imagen de Marilyn tatuada en su brazo derecho. Le contó al diario inglés The Guardian que cuando le ofrecieron el proyecto, ella aceptó porque le pareció un buen trabajo pero su interés en Marilyn era menor. Alguien le avisó: “Ella te va a agarrar y te va a arrastrar. Te vas a meter de lleno en su historia. Es imposible no hacerlo”. Cooper sabe –y su piel lo demuestra- que el augurio se cumplió. Ahora es una más de las obsesionadas por la actriz, por su vida tumultuosa y sus muerte misteriosa.
El documental luce como gran aporte testimonios de Billy Wilder, John Huston, la ex esposa de Dean Martin, Lana Turner, el detective privado más requerido de los sesenta y varios más. Se escuchan sus voces, fruto de las entrevistas realizadas por Summers cuatro décadas atrás. Cada tanto en la pantalla aparecen recreaciones de esas personas hablando con Summers; el recurso no aporta demasiado aunque no deja de sorprender la precisión del playback de los actores.
Enfermeros retiran el cuerpo de Marylin Monroe de su casa de Los Ángeles el 5 de agosto de 1962 (Getty Images)
El Misterio de Marilyn Monroe: las cintas inéditas plantea preguntas, siembra dudas y esboza una teoría sobre la muerte de Marilyn. Poco de esta información resulta novedosa, ni siquiera se hace cargo de sus propias limitaciones y contradicciones. Sin embargo, algunos de los interrogantes hacen ver que la versión oficial tiene múltiples falencias.
Lo que el reciente estreno de Netflix demuestra es que Marilyn sigue atrayendo, provocando interés, atrapando al público. El que se acerca a ella se quema.
Nunca se sabrá bien cómo sucedió. El tiempo en este caso sólo agrega sombras, sospechas, teorías conspirativas. Una muerte joven, de alguien muy famosa y deseada. Si bien fue impactante, no se trató de una sorpresa. Las últimas horas de Marilyn Monroe ya fueron contadas muchas veces. Pero ese día, en especial esa noche, será siempre terreno de la leyenda, de la duda, de lo incierto.
Empecemos con la historia oficial, la que quedó cristalizada por actuaciones policiales, informes periciales y decisiones judiciales. Es la que se repite en los recuentos biográficos oficiales.
Marilyn hacía tiempo que tenía problemas. Depresión, abuso de medicación, alcohol, conductas erráticas, incumplimientos laborales varios. La tarde del 4 de agosto de 1962 fue visitada por su psiquiatra, recibió unos masajes y la mujer que trabajaba en su casa, a pedido del médico, se quedó a dormir con ella, para cuidarla. Al llegar la noche ella se encerró en su cuarto. Recibió algunas llamadas e hizo otras.
Marilyn y Lana Turner. Lana es una de las actrices cuya voz se escucha en “El Misterio de Marilyn Monroe. las cintas inéditas” (Netflix)
Una de esas conversaciones fue con Peter Lawford, actor que integraba dos de los clanes más importantes de ese tiempo. Era miembro de la familia presidencial, cuñado de JFK (estaba casado con Pat Kennedy) e integraba el Rat Pack, el grupo de artistas nucleado alrededor de Frank Sinatra. Esa noche Lawford daba una fiesta y quería contar con la presencia de Marilyn. Hablaron poco. Marilyn tenía la voz pastosa, estaba inconexa, se despidió de él con solemnidad saludándolo y mandando saludos para su esposa y para “el Señor Presidente” (esta formalidad puede que sea un agregado posterior de Lawford para cuidar a su cuñado, para tapar una de sus aventuras extramatrimoniales).
El actor llamó preocupado a varios de sus contactos para que se ocuparan de Marilyn. La cadena de llamados llegó hasta el agente de Monroe que por fin pudo dar con el psiquiatra. La mujer que la cuidaba fue avisada y dijo que veía luz por debajo de la puerta. Le pidieron que tratara de ingresar al dormitorio. La puerta estaba cerrada con llave. Salió, rodeó la casa y miró por la ventana. La vio tirada en la cama, desnuda, según dijo boca abajo, con una mano en el teléfono. No se movía.
Llegó el psiquiatra, rompió el vidrio de esa ventana e ingresó en la habitación. Cuando la tocó se dio cuenta que no había nada que hacer. Estaba helada. Hacía varias horas que Marilyn Monroe estaba muerta.
Algunos de estos hechos se pueden comprobar fácilmente. Otros están cubiertas por sombras, ocurrieron más difusamente o no pueden ser probados fehacientemente.
Anthony Summers realizó más de 600 entrevistas durante cinco años y escribió una voluminosa biografía sobre la actriz. Los cassettes de esas charlas son los que se escuchan en el reciente documental de Netflix (Netflix)
Summers obtuvo un testimonio revelador sobre la hora de la muerte. La esposa del agente de Marilyn contó que ella y su marido estaban, esa noche, viendo un concierto de Henry Mancini y su orquesta. Pero no pudieron terminar la velada. Tras escuchar al creador del tema de La Pantera Rosa, alguien habló con su marido y éste debió salir corriendo. El concierto no puede haber terminado después de las 11 de la noche. De ser cierto este relato, sostiene Summers en su libro y en el documental, se cae la versión de la mujer que alertó al psiquiatra en medio de la madrugada. Y explicaría por qué el cuerpo estaba frío y con rigor mortis cuando llegó la policía. Los que creen en la investigación oficial dicen que el llamado que recibió fue el final de la cadena iniciada por la preocupación de Peter Lawford.
Summers cuenta que él habló con varios ambulancieros que testimoniaron que antes de la medianoche recibieron un llamado solicitando su presencia con urgencia. Que Marilyn, moribunda, fue subida a una ambulancia para dirigirse al hospital pero que su vida se apagó en el trayecto. Así, el manager y el psiquiatra, consiguieron que fuera llevada de vuelta a su hogar y montaron la escena del hallazgo a las 4 a.m.
Otra dato real pero al que una pequeña variación le da un sentido diferente a la historia: es cierto que hubo un llamado desde la casa de la playa de Peter Lawford. Pero según estas versiones, no llamó a Marilyn para invitarla a una fiesta. Ni siquiera, sostienen, fue él quien habló. El llamado habría sido de Robert Bobby Kennedy, fiscal general de Estados Unidos, hermano del presidente y amante de la actriz. Ese llamado habría terminado de desequilibrar a Marilyn.
Marilyn Monroe tenía problemas con las drogas, abusaba de los medicamentos prescriptos, sufría depresión, su conducta pública se había vuelto errática y no había podido cumplir con sus últimos compromisos laborales (Netflix)
Otros, todavía van más lejos: afirman que Bobby estuvo esa tarde en la casa de la actriz en Los Ángeles. Y que la demora en revelar su muerte fue para darle tiempo al hermano presidencial de salir de la ciudad.
La última aparición pública de Marilyn fue en el acto en Nueva York en el que le cantó el cumpleaños a John F. Kennedy. De esa jornada, de una reunión muy exclusiva posterior en la mansión de Manhattan de un multimillonario, es la única foto que se conserva de Marilyn con los hermanos Kennedy. Según Summers y algunas de sus fuentes, los encuentros con ellos se venían dando desde hacía años. Y ella, afirman, fue amante de ambos. Pero que tras ese encuentro en Manhattan, Bobby le dijo que ya no podía tener contacto con ninguno de los dos.
La foto –en la que Marilyn tiene ese vestido que parece tallado sobre su cuerpo- habría sido la única prueba que sobrevivió de esa relación clandestina y triangular. Ya que agentes federales se encargaron de destruir lo que encontraron a su paso y a borrar rastros, la misma noche de la muerte de Monroe. Fotos, grabaciones hechas con micrófonos secretos y documentos oficiales.
La casa de Lawford sobre la playa fue la sede de esos encuentros clandestinos (y de muchos otros más: los Kennedy, siguiendo un mandato paterno, se mostraban voraces con las mujeres).
El 7 de agosto de 1962 se llevó adelante el sepelio de Marilyn Monroe. Su ex marido, la leyenda del béisbol Joe Di Maggio se encargó de la organización y de los gastos. Durante dos décadas se encargó que la tumba de Marilyn tuviera flores frescas
Los que sostienen que Marilyn fue asesinada miran hacia varios lados. Algunos dicen que fueron agentes anticomunistas ya que ella desde su matrimonio con Arthur Miller se había convertido al comunismo. Otros acusan a los comunistas: lo hicieron para perjudicar a los Kennedy. La mafia y en especial Sam Giancana son otros de los candidatos. En este caso, además del encono y las fricciones con el nuevo gobierno, no habría que buscar demasiadas razones: el asesinato es su negocio más asiduo. Aquí se habrían confabulado con Jimmy Hoffa para aleccionar a su perseguidor, Bobby Kennedy. También algunos apuntaron a la CIA y al FBI; ante el final de la relación decretado unilateralmente por los Kennedy (o por alguno de ellos al menos), Marilyn, especulan, habría amenazado con revelar el vínculo que los unía. Para callarla y para evitar futuras tormentas políticas, los hombres del gobierno la habrían asesinado.
En algunos de estos escenarios, según quien los describa, los homicidas pueden ser los mismos pero las motivaciones las opuestas. Es decir, dos autores pueden coincidir en que el asesinato fue obra de la CIA, pero uno sostener que fue para proteger al presidente y otro afirmar que sólo se lo buscaba lastimar.
Robert Kennedy es el que protagoniza más versiones. La habría matado para tapar el affaire; o porque Marilyn sabía demasiadas cosas –entre ellas secretos nucleares- fruto de las conversaciones íntimas después de tener relaciones sexuales; o habría alterado la escena de muerte para que pareciera un suicidio y no una muerte accidental a causa de su desesperación.
La más disparatada de las teorías conspirativas es la que cifra los motivos del asesinato en que ella sabía demasiadas cosas sobre la existencia de los ovnis. Y que por ese motivo, los hombres del gobierno la callaron para siempre.
Y cómo no podía ser de otra manera, como todo personaje demasiado célebre que muere tempranamente, también se dijo que todo se trató de una sofisticada puesta en escena para permitir que Marilyn siguiera viviendo con tranquilidad. Ella no rumbeó, como se dice de otros, para la Patagonia. Primero habría estado en una clínica psiquiátrica canadiense y algún tiempo después se instaló anónimamente en el corazón de Estados Unidos.
En estas seis décadas, fueron muchos los autores que suscribieron una u otra teoría. La gran mayoría se basó en especulaciones más que en certezas y en las lagunas o pequeñas contradicciones de la versión oficial más que en pruebas.
Pero en tiempos fértiles para las teorías conspirativas estas versiones proliferaron ayudados por el poder magnético del aura de Marilyn.
Agencias